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SERVICIOS DE MEDIACIÓN DE MAYORES, DISCAPACITADOS Y COLECTIVOS VULNERALES

En la actualidad, el envejecimiento de la población plantea, a nivel social, retos y/o oportunidades que deben ser afrontados. Nuevas situaciones sociales en las familias, las instituciones y la comunidad, requieren nuevas estrategias y recursos para poder ser atendidas. Todo esto nos ha llevado a preguntarnos si es posible apreciar y generar valores en el ámbito de los mayores y, yendo más  allá, si es posible prevenir, resolver y transformar las situaciones de conflicto para generar mayor convivencia y salud. Entendemos que la utilización de la mediación en el ámbito de las personas mayores debe responder a un cambio de paradigma donde la sociedad asuma la necesidad de resolver los problemas a través de vías pacíficas, tratando de evitar la judicialización de la vida cotidiana.

La mediación es un proceso de resolución de conflictos, en las sociedades occidentales, que implica la creación de una nueva cultura, potenciadora de la responsabilidad y el diálogo como forma de entendimiento social. Pero lo cierto es que la práctica de la mediación comprende un campo tan extenso que no permite una definición muy estricta. Y es que la mediación puede ser vista como la intervención, a través principalmente del lenguaje, en las relaciones interpersonales e intergrupales, para ayudar a resolver un. Se trata, por lo tanto, de una situación de interacción social y, por consiguiente, es el enfoque psicosocial el más adecuado.

Considerar la mediación desde una perspectiva psicosocial, significa tener en cuenta los factores del contexto, o lugar donde se utiliza, y los procesos psicosociales que ocurren en su aplicación, en la que están involucradas las relaciones interpersonales, el papel de las emociones, la comunicación verbal y no verbal, procesos de influencia social, efectos del poder y el status de las partes, etc.  

La mediación ha demostrado ser una estrategia útil en la resolución de conflictos en múltiples contextos y tipos de problemas, si bien es necesario conocer también sus límites y tener presente que no todos los problemas pueden ser resueltos a través de ella. La mediación es el proceso de comunicación entre partes en conflicto, con la ayuda de un mediador imparcial que procurará que las personas implicadas en una disputa puedan llegar, por ellas mismas, a establecer un acuerdo que permita recomponer la buena relación y dar por acabado, o al menos mitigado, el conflicto y actuando preventivamente para mejorar las relaciones con los demás. Por consiguiente, al actuar directamente en la mejora de la comunicación y la promoción de la cooperación, ofrece todo un marco de alternativas para la convivencia pacífica y la solución de los conflictos, debilitando cada vez más la necesidad de seguir peleando como única posibilidad. La mediación es una alternativa a la violencia, la auto‐ayuda o el litigio y se caracteriza por ser un sistema no adversarial, que difiere de los procesos de counseling, negociación y arbitraje.

En la mediación, el proceso recae en la responsabilidad de los participantes que deben tomar decisiones que influirán en sus vidas, y en la responsabilidad del mediador para conducir el proceso de manera neutral. Por tanto, confiere autoridad a las personas participantes, orientando interactivamente la solución del problema y el desarrollo de un plan futuro. La meta realista de la mediación es la resolución de las desavenencias o el manejo del conflicto mediante una serie de etapas definidas y la utilización de unas técnicas para lograr los objetivos necesarios. No es, por consiguiente, una actuación puntual o rápida sino que se requiere un tiempo en el que deben cumplirse unas fases que tienen una continuidad y proporcionan un resultado.

La mediación interviene en la reconciliación o conciliación de las partes en conflicto (con acuerdo o sin acuerdo) pero también en la prevención y provención del conflicto. La prevención es posible porque los protagonistas tienen la posibilidad de analizar su propia realidad o experiencia vivida, decidiendo sobre su futuro. La provención, en cambio, es posible   por la intervención formal y estructurada ante el conflicto, a partir de la cual se generan opciones de cambio y se establecen las bases para que los participantes en el proceso incorporen nuevas estrategias en su manera de enfrentarse al conflicto.

La mediación puede funcionar de manera satisfactoria para muchos tipos de desavenencias y se puede mediar desde diferentes modelos y enfoques. Se pueden distinguir tres modelos principales de entender y practicar la mediación:

1) el Modelo Tradicional‐Lineal (Harvard), basado en la solución de los problemas, en el que el mediador se ocupará de ayudar a las partes a centrarse en los intereses y salir de las posiciones;
2) el Modelo Transformativo de Busch y Folger, que busca la transformación de la relación social, donde los esfuerzos se orientan para tratar de conseguir cambiar los procesos de relación, aumentar el poder y el reconocimiento de las partes y,
3) el Modelo Circular‐Narrativo de Sara Coob, donde se facilita que las personas manejen el conflicto a base de ayudar a las partes para que puedan cambiar sus historias y puntos de vista acerca de su vivencia de la situación de conflicto.

También creo que deberíamos incluir un cuarto modelo “EQUITATIVO” que no excluye los demás y se centra en la discusión que se produce entre las partes en conflicto por el bien o el derecho que ambas se disputan, siendo necesario localizar “el sentido común” y trabajar sobre los referentes de lo justo y lo injusto del conflicto.

También, recientemente, se plantea la posibilidad de desarrollar una nueva forma de mediar los conflictos utilizando la Mediación Apreciativa dentro de un nuevo paradigma, desde una filosofía novedosa basada en los diálogos apreciativos. Sería como un método a través del cual dos o más personas que enfrentan una situación conflictiva solicitan de manera voluntaria la intervención de un tercero, ajeno, para que los acompañe en un proceso tendiente a despertar su creatividad para actuar como agentes creadores del cambio y de un futuro positivo y armónico, a través de la exploración y búsqueda de lo positivo y la apreciación de lo mejor de su pasado, de ellos mismos y de su relación, de manera que lleguen al establecimiento de un futuro positivo, posible y deseado.

Desde este enfoque apreciativo se establecen modificaciones en el proceso de intervención y en la forma de mediar, en el papel del mediador, en los objetivos de la mediación y en la sucesión de etapas.

La mediación, como metodología de intervención, incluye la acción mediadora entre las distintas actividades que se ponen en práctica para la resolución del problema. Cuando hablamos de intervención psicosocial nos referimos a aquella que trata de comprender, predecir y cambiar los procesos psicosociales para mejorar la calidad de vida, en un sentido positivo. La mediación intenta cambiar, de entrada, los comportamientos de las personas en una situación de conflicto y para poder hacerlo.

Es preciso identificar el origen de las situaciones de conflicto y el nivel de respuesta en el que se está trabajando, más allá de las partes que están en disputa: primer nivel, de problemas concretos; segundo nivel, de problemas vinculados al patrón de interacción y/o de relación entre las partes; tercer nivel, de conflictos sistémicos y subsistémicos.

De ahí que las intervenciones sociales a realizar deban ser planteadas en función de:


1) Las causas originarias del conflicto y su nivel de respuesta.
2) Si los objetivos se dirigen a manejar mejor una situación de crisis.
3) Si se desea transformar y/o cambiar una situación de crisis.
4) Si se desea prevenir la emergencia de nuevo de una situación de crisis.
5) Si se desean cambiar las estructuras y/o las relaciones sociales.

El proceso de mediación es de una gran ayuda para que se produzca un cambio de mentalidad y una difusión de la cultura de la mediación para generar mayor convivencia.

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