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SERVICIOS DE MEDIACIÓN INTERCULTURAL

La mediación intercultural ha ido surgiendo en España, en un proceso ineludible, ante la realidad social pluricultural y transcultural con la que nos encontramos, especialmente desde hace algunos años.
Hablando de proceso, podemos distinguir varias etapas en el diseño de la mediación intercultural como ideal de intervención en las relaciones entre personas de diferentes culturas.

Una primera etapa, que Carlos Giménez denomina génesis, va desde los años 1994 a 1997. En esta etapa la mediación intercultural surge como práctica, al intervenir entre las personas de diferentes culturas, casi espontáneamente y porque la realidad afluente lo va exigiendo, especialmente entre personas pertenecientes a diversas minorías étnicas, y entre personas vinientes de otros países.

Una segunda etapa, o fase de despliegue, se sitúa entre los años 1998-2002, donde la práctica realizada y la experiencia acumulada en temas de mediación intercultural, comienza a ser numerosa y significativa y se empieza a hacer un estudio, tal vez más teórico, de lo que realmente es, o tiene que ser la mediación intercultural. Se crean más proyectos de mediación intercultural; se crea el Grupo Triángulo, federación de varias entidades que trabajan temas de mediación entre culturas; Universidades comienzan a incluir en sus programas la especialidad de mediación intercultural, en cursos y postgrados; se crea el Primer Congreso Internacional de Mediación Intercultural.
La etapa del boom se sitúa entre los años 2003 a 2007. En esta tercera etapa la proliferación de programas municipales de mediación intercultural, los planes de integración social en materia de inmigración, el surgimiento de agentes de mediación intercultural en casi todas las comunidades autónomas, hace que el despliegue de esta disciplina ya sea imparable, hasta llegar al momento actual, en que una nueva etapa está surgiendo: la nueva disciplina, es cada vez más, una necesidad en materia de intervención social, no sólo en materia de minorías étnicas, e inmigración, sino también de cara a las diferentes manifestaciones culturales que se presentan entre la población autóctona.

La mediación intercultural tienen algunos matices diferentes ya que es una aproximación integral que propicia la relación entre personas que poseen culturas diferentes, para el reconocimiento mutuo, como una riqueza de diversidad que, a través de la convivencia, puede generar creativamente nuevas identidades personales y una nueva ciudadanía. Y para ello la persona agente de mediación intercultural intervendrá lúcidamente para potenciar que las partes se encuentren, se reconozcan, superen los obstáculos necesarios, se “afecten” unas de otras y convivan creativamente.

El modelo de mediación intercultural es dinámico, circular y flexible. Simbolizado por una tela de araña, quiere significar la movilidad que la persona mediadora intercultural tiene que tener para interrelacionar y recoger todos las aspectos concernientes a las personas objeto de mediación, y tenerlas en cuenta a la hora de crear comunicación y encuentro. Así como en la mediación en general, se trata de resolver conflictos simplemente, en la mediación intercultural se quiere potenciar todas las posibilidades de encuentro entre las personas. Para ello será necesario tener en cuenta todos los aspectos que afectan a la vida de cada persona: las redes afectivas y sociales con las que cuentan, las propias características de identidad y personalidad que poseen cada uno/a, las diferencias culturales, la lengua, así como las condiciones de bienestar que poseen y la memoria colectiva de la cual participan.
En la tela de araña en la que se pone en escena la mediación intercultural, la persona agente de mediación potenciará y propiciará que ambas personas se muevan la una hacia la otra buscando lo que las una en cada uno de los aspectos que conciernen su vida.

Es un modelo flexible, ya que posibilita el entrenamiento progresivo, teniendo en cuenta el componente tiempo, ya que el encuentro siempre llega a través de un proceso. El/la agente de mediación ha de tener paciencia, sutileza y flexibilidad para dinamizar a las partes en mediación hacia el encuentro, y ha de saber fomentar esas mismas actitudes en los actores y actrices de la mediación.

La Figura del Mediador Intercultural
La persona agente de mediación intercultural será ante todo profesional. En todo momento se ha de presentar como referente para las personas en relación, por ello, la persona mediadora deberá ella misma ser intercultural, lo cual significa, haber superado todas las trabas, estereotipos y prejuicios que impiden, no sólo reconocer la dignidad de las otras personas en su diferencia, sino también que impiden aceptarse a sí mismo/a como persona diferente, con múltiples facetas y culturas. La persona agente de mediación intercultural ha de ser una persona sin fronteras, que sabe reconocer y extraer de los “márgenes” lo más significativo para la construcción de seres plurales.
Cuando decimos que la persona mediadora intercultural ha de ser profesional también queremos referirnos a su saber hacer y operar desde criterios profesionales y técnicas adecuadas. La profesionalidad en el trabajo hecho con personas tiene que tener componentes de respeto, tolerancia y reconocimiento de las otras personas como seres únicos, dignos y libres.

La profesionalidad de la persona mediadora también exige una buena dosis de conocimientos teóricos, para poder orientar de la mejor forma posible la interacción.

Como referente, la agente de mediación ha de estar siempre cercana pero a la vez retirada de la escena: los actores y actrices de la historia, son las personas “50 foráneas y autóctonas, ella sólo es la que ayuda a poner en escena el encuentro, facilitando lo más y mejor posible que este se dé.

Hay que tener en cuenta que la persona agente de mediación, como referente o modelo, lo es porque ella misma vive las relaciones con las otras culturas de manera adecuada, sabe convivir con la diferencia. La convivencia es una experiencia de “vivir con”; la vivencia con las otras personas lleva al afecto, en el sentido de cariño y de producir una impresión, una alteración en sí mismo/a. El/la agente de mediación intercultural será afectivamente afectado/a por la diferencia, y creativo/a con la misma.

Además de ser referente, la persona agente de mediación deberá poseer las cualidades anteriormente descritas, al hablar de mediación en general: seguridad y autoestima personales, capacidad de escucha activa, de comunicación, de empatía, de asertividad, de resiliencia, ser generadora de autoestima, libertad y dignidad con las personas con las que trabaja, ser generadora de creatividad, de encuentro, etc., y todo ello hacia un objetivo concreto, que las personas con culturas diferentes puedan convivir y construir un mundo nuevo, con individuos múltiples hacia una ciudadanía renovada.

Tipos de Mediación Intercultural
Según la definición, se definen tres tipos de mediación se puede definir la mediación intercultural como: Preventiva, rehabilitadora y transformadora.

La mediación preventiva: consiste en facilitar la comunicación y la comprensión entre personas con códigos culturales diferentes.

La mediación rehabilitadora: que interviene en la resolución de conflictos de valores, entre minorías culturales y la sociedad mayoritaria, o en el seno de las propias minorías.

La mediación creativa: consiste en un proceso de transformación de las normas, o más bien de creación de nuevas normas, nuevas ocasiones basadas en unas nuevas relaciones entre las partes.

A su vez, entendemos que la mediación cultural puede ser personalizada o grupal.

La mediación intercultural personalizada es la que se realiza en el encuentro con personas de culturas diferentes o con personas autóctonas afectadas de diversidad cultural.

Estos encuentros personalizados se realizan generalmente a través de entrevistas con fines diferentes: primera acogida, resolución de conflictos, información, gestión de información, asesoramiento, atención de necesidades básicas, u orientación laboral, atención jurídica, psicológica, formativa, etc.

En estos encuentros la persona mediadora ha de potenciar la narración espontánea de forma que las partes lleguen a formular lo que realmente quieren decir, nunca dando nada por hecho o entendido. El/la agente debe en todo momento reformular y plantear preguntas que lleven a una explicación concreta de lo que se plantea.

En los encuentros hay algo muy importante a tener en cuenta: el idioma, y las experiencia vividas. Muchas veces en la comunicación nos encontramos con el problema de hablar idiomas diferentes; esto hace que la comunicación se vea mermada y de esa manera la calidad comunicativa ponga incluso en duda la capacidad personal de quienes la realizan. Las dificultades en el idioma, no permiten expresar muchas veces la realidad que se ha vivido, pareciendo inferior.

Cuentan algunas personas inmigrantes la sensación que tuvieron cuando comenzaron a comunicarse con personas autóctonas, y cómo, al no poderse expresar correctamente, tenían la sensación de parecer”tontas” o “inferiores”, y que lo que decían no era escuchado realmente. La persona mediadora ha de saber buscar lo que la persona entraña y quiere decir detrás de cada palabra, para eso ayuda mucho el sugerir definir las cosas, no sólo narrarlas con una palabra: “eso para ti qué quiere decir”.

Otro tipo de mediación es la grupal. Esta se realiza con un grupo de personas de la misma cultura o de culturas diferentes. En estos casos se puede dar en encuentros festivos, formativos, laborales, terapéuticos, escolares, sociales, etc.

La mediación en grupo ha de ser siempre discreta: intentando que las personas, actoras y actrices del encuentro, se comuniquen libremente. El/la agente de mediación ha de favorecer el entendimiento pero nunca guiar el diálogo, sólo ayudar a que éste se produzca y a que se comprendan las personas mutuamente.
La mediación intercultural también puede ejercerse desde el despacho, es decir, desde alguna organización a la que acuden las personas en busca de alguna referencia; o desde el terreno, cuando es el/la mediador/a el que va al encuentro de las personas en su propio espacio vivencial.

La mediación intercultural desde el despacho es más fácil ya que la persona acude y es ella la que da el primer paso, de forma que el/la agente es receptor/a y actúa como tal. La persona viene en busca de información, formación, gestión, asesoramiento, etc., y el/la mediador/a responde, da, informa, gestiona… En este tipo de mediación se puede generar una relación de dependencia y no de intercambio, algo a lo que hay que estar atentos, ya que la mediación siempre tiene que ser una interrelación no una relación unidireccional.

La mediación desde el terreno tiene otros aspectos a tener en cuenta. Cuando se sale al encuentro de las personas, en su propio espacio de vivencia, la relación se puede convertir en intromisión o en amistosa, lo cual hará perder de vista la función real de la persona mediadora, pudiendo quedar desdibujada la profesionalidad y creando expectativas no acordes con la mediación.

Sin embargo la mediación desde el terreno ayuda a comprender mejor a las personas, y da más realismo a las vivencias. Este tipo de mediación potencia más la interrelación y el encuentro, así como la convivencia intercultural.

Funciones del Mediador Intercultural
Hay que tener en cuenta que tanto las personas autóctonas como las foráneas están inmersas en la sociedad que, desde su propia estructura social, cuenta con redes y espacios donde se gestiona lo concerniente a diversas facetas de la vida de las personas; son las que posteriormente definiremos como áreas de la mediación intercultural: social, educativa, sanitaria, etc. En todas estas áreas existen distintos profesionales que atienden a las personas, españolas o inmigrantes, adecuadamente y según sus competencias. La persona mediadora intercultural es la que actúa de enlace inter-culturas, favoreciendo la comunicación, el encuentro, el respeto de las diferencias y la interacción positiva entre las mismas.

Entre las funciones de la persona mediadora intercultural se encuentran:

  • Garantizar que personas autóctonas y foráneas interactúen de forma positiva.
  • Desvelar y traducir rasgos culturales, lenguaje, tradiciones, memoria, religión, etc.
  • Entrenar para el consenso: buscando lo común y lo diverso, desde lo que se puede construir.
  • Prevenir, prever y resolver conflictos causados por la diferencia cultural.
  • Velar para que se resuelvan necesidades de bienestar y se respete la igualdad básica de derechos. 
  • Garantizar que todos los procesos interactivos entre personas autóctonas y foráneas tengan consecuencias inclusivas.
  • Sensibilizar a la población en general sobre el enriquecimiento que supone la diversidad cultural. • Crear redes de interacción dinámica.
  • Fomentar el empoderamiento de las personas excluidas.
  • Permitir que las personas se cuenten, para contar.
  • Reformular los proyectos de vida que las personas diseñaron al venir a otro país y ayudarles a adecuarlos a la realidad.
  • Activar estrategias de convivencia y encuentro.

En nuestro despacho velamos para las buenas praxis y el alcance de soluciones amistosas alternativas;  buscadas por personas y para personas.

Para todo ello, nuestro despacho con distintos profesionales, estamos preparados jurídicamente y legalmente para atender a cualquier tipo de petición o conflicto relacionado con estas materias.
Atentamente, estamos a su entera disposición, para buscar conjuntamente soluciones o alternativas de vías amistosas a las carentes que puedan subsistir.

Nos podrá encontrar en presencial en Calle Pere Martel 14 Bajos, CP 07003 Palma de Mallorca, Islas Baleares (Se recomienda pedir cita previa con técnico profesional); vía correo electrónico que es juridico@alternativaslegales.es, o por vía telefónica al 971.244.249 (3 líneas)  y en urgencias al teléfono 635.028.778 y 600.507.988.
Primera consulta; siempre es gratuita.

Trabajamos en toda  España.

Trabajamos de Turno de Oficio, si le es reconocido por  (CMICAMALAGA); y se lo tramitamos nosotros de forma gratuita.

Trabajamos con servicios de pagos aplazados, por las personas que no tengan reconocido el derecho a justicia gratuita.

Intentamos ser amables y serviciales con los trabajos profesionales que desarrollamos, ya que intentamos ser amistosos; ya que forma parte de nuestra profesión y política interna del despacho.